¿Adónde vas, Ecopetrol?

Cualquier señal precipitada, sumada a los traspiés acarreados por las determinaciones sin transparencia en el cuatrienio Duque, podría ser el remate del primer patrimonio público nacional. No jugar con candela.

*Publicado originalmente en Revista Semana.

Ecopetrol es la primera y más estratégica empresa del país, propiedad del Estado en 88,5 por ciento. Sus problemas, aunque pueden empeorar, no se inician con el aviso de Petro de suspender nuevas licencias para exploración de petróleo. Luego de los enredos de Reficar y Bioenergy, ocurrieron otras desventuras bajo el mando de Duque, Luigi Echeverri y Bayón, mando que alargaron hasta 2025 de modo abusivo. Aunque el costo de equilibrio por barril de petróleo bajara a 30 dólares, ciertos indicadores reflejan dificultades.

Lo peor es el endeudamiento. De 2018 a 2022, los pasivos pasaron de ser 53 por ciento de los activos al 64,4 (estados financieros, Grupo Ecopetrol). Ecopetrol debe 2 de cada 3 pesos de sus activos y, de esas deudas, las financieras son casi la mitad. En 2021, por ejemplo, los dividendos aprobados, que fueron 11,5 billones de pesos, se pagaron con deuda.

Las operaciones en el mercado interno, sumados combustibles y petroquímica, gas, servicios y transporte, superan el valor de la exportación de crudo. Si bien la producción diaria es 692.00 barriles, menor que los 715.000 de 2017, lo recibido por barril sube cuando al precio internacional promedio se suma el del refinado, con márgenes hasta de 18,6 dólares por unidad procesada en Reficar.

¿Por qué la caída recurrente del valor de mercado de Ecopetrol desde 2008? Las acciones petroleras descendieron desde ese año en dólares constantes: en junio 24 de 2022, la de BP es el 85,5 por ciento del valor 14 años atrás; la de Shell, el 83,1; la de Exxon, el 82,9; la de Chevron, el 79,9; y la de Ecopetrol, el 65,8 con clara tendencia a la baja en ese lapso (El Tiempo, 26/6/2022).

Ese ejercicio muestra la incredulidad por las expectativas a futuro de Ecopetrol. ¿Acaso no se ha creído que los créditos contratados tengan respaldo en inversiones con tasas de ganancia apetecibles? Decisiones tomadas en estos años afectan la confianza del mercado, que, pese a los presentes precios de ganga, ve una rentabilidad del 14,5 por ciento sobre los activos, inferior a la de 2011 o 2008 (Saqueo, pág. 510).

Es un albur el compromiso redondo de 1.500 millones de dólares en la sociedad (49 por ciento) con Oxy para hacer fracking en la cuenca Permian en Texas, fuera del 87 por ciento de los gastos totales de perforación. Al ritmo de extracción de 26.700 barriles por día (neto para Ecopetrol antes de regalías, 1T, 2022) y utilidades por 100 millones de dólares (SEMANA, 12/5/2022), el recobro del capital sería en décadas.

Ecopetrol perdió 60 millones de dólares en 2020 en el pozo Saturno en Brasil, asociado con Shell, que resultó seco (Bloomberg); en Angola, liquidó en 2021 Ecopetrol Oil and Gas Germany GmbH, tras perder 192,5 millones de dólares en una aventura exploratoria fallida (dato Ecopetrol) y se indaga la venta neta del 50 por ciento de Savia Perú por 30,75 millones de dólares en 2021, cuando se habían invertido 642 millones en 2011 (CGR). Sume a todo 110 millones de dólares más en el piloto de fracking en Puerto Wilches sin licencia social y en alto riesgo por el cambio político. Escandaloso todo.

La adquisición de ISA, con deuda por 4.500 millones de dólares a favor de la hacienda nacional, ni trajo transición energética, en tanto pagó en 2021 bonos para carbono neutro por 47.888 toneladas de CO2 por transmisión contaminante de energía y el 25 por ciento de los ingresos vienen de concesiones viales en Chile y Colombia, ni tampoco arrojó rentabilidad de la inversión, que en 2021 fue solo 1,5 por ciento. ¿No compra pulpa, pero sí hueso?

Ecopetrol puede devaluarse más, dado que el decreto de suspensión de licencias futuras de exploración de Petro impondría de facto, pese a 240 oportunidades exploratorias que tiene, un límite, un techo, a las reservas de la compañía, supeditadas a hallazgos a partir del 7 de agosto de 2022, y no tendrá más franquicias. Esa restricción pesa sin duda en el bajón de la acción en Wall Street (ADR) de 17,32 dólares a 11 durante junio (MarketWatch).

¿Adónde vas, Ecopetrol? Se diseñan proyectos de energía renovable, parques solares y eólicos e hidrógeno verde, pero el horizonte del uso de hidrocarburos y productos petroquímicos pervivirá por décadas. En el marco de combustibles limpios y eficientes, su futuro próximo no puede distar de los ajustes necesarios para avanzar en el control del mercado interno de gasolina, diésel y derivados, el primer filón, como único proveedor. Cualquier señal precipitada, sumada a los traspiés acarreados por las determinaciones sin transparencia en el cuatrienio Duque, podría ser el remate del primer patrimonio público nacional. No jugar con candela.

🛢️ El entramado Oxy-Carlyle y Ecopetrol 🛢

La relación de Ecopetrol con OXY es estrecha: se aliaron en la explotación de fracking en Texas, comprando 49 por ciento de la operación por 1.500 millones de dólares, inversión que, al ritmo de explotación actual, solo se recobraría en 41,7 años.

*Publicado originalmente en Revista Semana.

En 1980 se firmó el contrato de asociación Cravo Norte entre Ecopetrol y Occidental de Colombia (OXY) sobre 1.003.744 hectáreas para exploración de petróleo. Con el descubrimiento de Caño Limón, en 1983, se decretó su comercialidad sobre 1.100 millones de barriles, el mayor reservorio en años. La participación estatal (state take) era del 80 por ciento sobre el ingreso derivado de la mitad de las utilidades y de las regalías.

En 2004, cuando producía 95.000 barriles/día, la Agencia Nacional de Hidrocarburos, ANH, lo extendió hasta el límite económico del campo, a perpetuidad, que estimaba en valor presente ingresos a Ecopetrol por 846 millones de dólares (presidencia.gov.co). Cubrió 19 bloques de los contratos de Asociación, Cravo Norte, Rondón, Chipirón y Cosecha, asociado con Ecopetrol, y de colaboración empresarial en La Cira Infantas, y aunque se pensó que la producción declinaría, se mantuvo sobre los 50.000.PUBLICIDAD

En el cambio del contrato, una eventual cesión se condicionó al visto bueno del presidente de Ecopetrol previo requisito como conocer el nombre del nuevo concesionario. Eso pasó. Occidental vendió en 2020 su parte por 825 millones de dólares, 3,2 billones de pesos, al Carlyle Group (Ávila, El Tiempo, 3/10) y metió en el negocio además bloques en Magdalena Medio, Santander y Putumayo y se quedó con los de costa afuera (off shore).

Un día antes de dicha transacción, Glenn Youngkin, codirector ejecutivo de Carlyle, la compradora, dejó su cargo para iniciar la campaña a la gobernación de Virginia, candidato de Donald Trump (CNN, NBC News), luego de destacarse como gran donante de campañas republicanas (opensecrets.org), un verdadero activista. También trabaja en Carlyle, como vicepresidente de temas globales, el exalmirante James Stavridis, compañero de Juan Manuel Santos en el consejo de administración de la Fundación Rockefeller y quizás “aquel contratista del Pentágono” que develó gestiones del embajador Francisco Santos para la colaboración oficial con la campaña de Trump, en tanto se conjetura que esa transacción, de OXY con Carlyle, pudo ser medio para allegar fondos a los republicanos, a cuyos candidatos OXY dio en el ciclo de 2020, incluido Trump, 92 por ciento de todas sus contribuciones (https://www.opensecrets.org/orgs/occidental-petroleum/totals).PUBLICIDAD

La relación de Ecopetrol con OXY es estrecha: se aliaron en la explotación de fracking en Texas, comprando 49 por ciento de la operación por 1.500 millones de dólares, aporte que además ayudó a OXY a cerrar la compra de la empresa Anadarko, propietaria de tales campos, inversión que, al ritmo de explotación actual, solo se recobraría en 41,7 años.

Una decisión poco convencional, tan extraña como que Ecopetrol asimismo no hubiera pujado por Caño Limón para quedarse con toda la operación por una suma solo algo más de la mitad de lo que puso en Texas, y que, aún con 10.000 barriles de petróleo al día, ya le hubiera reportado más de 300 millones de dólares y una recuperación de la inversión, con el actual nivel de precios en cuatro años.

¿Alguien entiende por qué Ecopetrol invirtió 1.500 millones de dólares, recuperables en 41 años, para detentar solo 49 por ciento de una torta y no pujó por Caño Limón, que valía la mitad, se recuperaba en cuatro años y garantizaba el control del ciento por ciento del proyecto? ¿Por qué optó por cederle a un tercero? Un extraño árbol de decisiones.

Las dudas frente al entramado, no extraño en un sector en el que ha habido casos sonados como en Argentina, se refuerzan cuando se conocen los vínculos de Tony Hayward, expresidente de Glencore en Colombia, con sus excolegas en British Petroleum; Felipe Bayón, presidente de Ecopetrol, y los vicepresidentes actuales, Consuegra y Caballero. Hayward es mandamás de Carlyle Group en Colombia, firma para la que “buscaba activos” desde 2017 (news.sky.com, oct.2017) y que maneja los comprados a OXY mediante Sierra Energy, empresa recién aparecida.

Al seguirse la plata (lo recomendable en estos casos), el círculo se cierra fácil: OXY le adquiere a Anadarko los campos para hacer fracking en Texas y después Ecopetrol se asocia allí con OXY, con lo que apalanca dicha compra, en una inversión que demorará cuatro décadas en rescatar. Después OXY saca a la venta Caño Limón, Ecopetrol no oferta y da el visto bueno a Carlyle. En medio de tales transacciones se desparramaron largas donaciones a los republicanos en Washington.

Al final, cabe preguntar: ¿nada supo Iván Duque? ¿Tampoco su íntimo, Luis Guillermo Echeverry, presidente de la Junta de Ecopetrol? Una trama petrolera –tan no convencional, como el fracking– que exige una explicación. ¿Las tiene el contralor Córdoba o acaso la SEC, la U.S. Securities and Exchange?